Proteger a los jóvenes: los accidentes laborales y las enfermedades profesionales cuestan dinero y lo que es más importante: vidas, en todo el mundo

Los jóvenes son sustancialmente más susceptibles a verse afectados por accidentes laborales y problemas de salud en el ámbito laboral, que los trabajadores de más edad. Esto lo da a conocer la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud, quien manifiesta que éstos serían hasta un 40% más propensos a sufrir lesiones relacionadas con el trabajo.  Se hace evidente entonces, que los jóvenes deberían estar mucho mejor protegidos y formados por parte de sus empleadores.

Las Naciones Unidas definen el segmento joven de población activa, a los trabajadores con edades comprendidas entre 15 y 24 años. Esta clasificación es independiente del tipo de trabajo que realicen; bien pueden ser empleados fijos, temporales, aprendices, o de apoyo a la empresa familiar. Hay 541 millones de jóvenes empleados en todo el mundo, lo que representa un 15 % del total de mano de obra global.

Muchas personas trabajan en condiciones peligrosas. Se destacan particularmente áreas como la agricultura, la construcción o la producción, en las cuales se denuncian muchos accidentes laborales. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en todo el mundo han sufrido accidentes laborales 374 millones de empleados, en el transcurso de un año. Sólo en Europa se registraron en 2015 cerca de 3.900 de los denominados accidentes laborales mortales, que es como se describe a los incidentes con consecuencias fatales.

Es necesaria una sólida formación en materia de seguridad.

Debido a que los jóvenes no alcanzan a tener todavía las mismas competencias y experiencia que los trabajadores de más edad, se ven especialmente afectados por altos riesgos. Por las razones antes mencionadas, el personal más joven cuenta con menos capacidad para evaluar los peligros y aún no poseen los conocimientos necesarios para prevenirlos o reducirlos. Otro factor añadido, es que sus cuerpos y cerebros aún no están completamente desarrollados. Un ejemplo de esto es la corteza frontal, donde se asientan el razonamiento y el juicio, la cual, generalmente, solo se desarrolla en su totalidad hacia el final de los 20 años. Muchos dispositivos y herramientas están diseñados para ser utilizados por adultos, lo que ocasiona que los jóvenes se lesionen con más facilidad. Asimismo, las reacciones del cuerpo ante los contaminantes son más fuertes en edades tempranas. En última instancia, es frecuente que los empleados jóvenes no presenten ninguna queja, bien porque no reconocen los problemas de salud como derivados de condiciones no idóneas de trabajo, o sencillamente porque no se atreven a confrontar a sus empleadores.

Hablando en general, la probabilidad de sufrir un accidente laboral es cuatro veces mayor durante el primer mes de trabajo, que en todo el año siguiente. Esta probabilidad aumenta sustancialmente cuando se trata de trabajadores jóvenes, ya que la misma es cinco veces mayor durante el primer mes, que en el caso de los trabajadores de más edad. La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo cita como ejemplo el caso de un joven de 18 años, el cual tras cuatro días de inducción, falleció a causa de quemaduras causadas por la eliminación de gasolina y gasóleo. Su empleador no había impartido ni a él ni a otros empleados, ninguna capacitación básica de seguridad.

Sobre la base de esta y muchas otras experiencias similares, la Agencia llama la atención sobre la extrema importancia de la formación en materia de seguridad y salud, especialmente para los empleados jóvenes. Aconseja, entre otras cosas, que se proporcionen información y asesoramiento exhaustivos sobre peligros frecuentes y particulares, medios de autoprotección, personas de contacto en caso de peligro y las medidas que deben adoptarse en caso de emergencia. También recomienda que los supervisores reciban una formación específica para el trato con los empleados jóvenes, ya que los mismos suelen ser no tan circunspectos como los empleados de mayor edad. En muchos países la ley manifiesta claramente que el empleador está en la obligación de identificar los peligros, evaluar los riesgos y tomar medidas para prevenirlos.

Finalmente, las pérdidas ocasionadas por una seguridad laboral inadecuada son cuantiosas. La OIT estima que las malas condiciones en materia de salud y seguridad laboral ocasionan perjuicios de hasta un 4%, aproximadamente, del PIB mundial anual. La economía y las empresas se ven gravemente afectados por los accidentes laborales, ya que los riesgos potenciales pueden reducir la productividad y los empleados afectados por enfermedades y/o accidentes laborales están incapacitados para trabajar. A raíz de una posible discapacidad de los empleados afectados, también pueden hacerse necesarias costosas inversiones en la adaptación de los espacios de trabajo a las necesidades especiales de los mismos. Por último, pero no por ello menos importante, no debe olvidarse que los accidentes laborales pueden destruir las oportunidades profesionales, la seguridad social y el bienestar de las personas en general, para el resto de sus vidas, lo cual es una perspectiva demoledora, desde todo punto de vista. Por lo tanto, la inversión en formación para la prevención de riesgos laborales, resulta no solo indispensable, sino altamente rentable, a corto y largo plazo, tanto para los empleadores, como para los empleados.

Un adelanto importante sería que las instrucciones de seguridad más importantes apareciesen descritas, en primera instancia, en el anuncio de trabajo. Esto prepararía de antemano al potencial candidato, en cuanto a sus futuras condiciones laborales, lo cual generaría desde el principio una mayor comprensión y, por ende, más prudencia. Gracias al gráfico de conocimiento JANZZZon! y las altamente desarrolladas Typeahead API, las ofertas de trabajo cuyo desempeño suponga riesgos potenciales particularmente altos, o cuya proporción de empleados jóvenes sea superior a la media, pueden ser eficientemente enriquecidas de manera semántica, de tal manera que se integren tanto las habilidades de seguridad requeridas, como toda la información necesaria para los procesos de reclutamiento e inducción.